Dr. Tomás Torres: “Viajar es la vacuna contra los prejuicios”
Oftalmólogo en el Hospital Arnau de Vilanova y cooperante
El doctor Tomás Torres Urbano nació en Quart de Poblet y, aunque se siente valenciano, ha vivido gran parte de su vida en Melilla, de donde era originaria su madre. Estudió Medicina en la Universitat de València (promoción 1977-1983) y realizó la residencia en Oftalmología (1990-1994) en el Hospital General de Valencia. Además, formó parte como locutor de radio del aterrizaje de Los 40 Principales en Valencia mientras estudiaba la carrera de Medicina. Durante todos esos años compatibilizó los dos mundos, hasta que en 1990 se decantó por dedicarse en exclusiva a la Medicina.
-¿Por qué Oftalmología?
-En mi familia no hay tradición médica. Yo siempre quise ser Pediatra, pero me tocó ejercer en Requena, y en tres meses me di cuenta de que no era lo que me gustaba. Me fascinó la oftalmología porque protege el sentido al que la gente da más importancia. Además, es una especialidad quirúrgica, no tiene limitación de sexo ni de edad, y se relaciona con otras especialidades y partes del cuerpo humano.
-Le han definido como “viajero incansable”. ¿Puede explicarlo?
-He visitado 124 países, en los cinco continentes. He viajado para dar conferencias, pero también para ayudar a diferentes ONG. Yo soy viajero, no turista. Me gusta zambullirme en las culturas, y es adictivo. No creo que llegue a conocer todos, pero en cuanto me jubile voy a conocer más. He estado en un país en guerra, como Costa de Marfil. He vivido también golpes de estado. Mi interés es conocer culturas, y me encantaría escribir alguna vez un libro para plasmar esos viajes. He llegado incluso a viajar a algún país sólo para ver un animal como el okapi, que sólo hay en la República Democrática del Congo. Viajar me ha cambiado a nivel profundo, porque he visto muchas situaciones dramáticas. Te enseña a valorar lo que tienes. Viajar es la vacuna contra los prejuicios.
-Muchos de sus viajes han sido de cooperación.
-Unos 24 años, aproximadamente. Siempre he querido poner al servicio de la gente mis conocimientos, aportar mi granito de arena. La primera causa de ceguera en el Tercer Mundo es la catarata, y aunque allí no tenemos los mismos medios, se puede curar y cambiarle la vida a mucha gente. Decidí que tenía que dedicarle una parte de mi vida, es una devoción. He trabajado con muchas ONG, y las hay de todo tipo: las organizadas, y las que no. En algunas te preparan a los pacientes, y en otras he tenido hasta que ir a las aldeas a buscarles. Ha habido experiencias mejorables, pero la verdad es que la mayoría de las organizaciones trabajan muy bien. El agradecimiento de la gente es maravilloso.
-En sociedades donde faltan tantas cosas, ¿es importante la salud ocular?
-Es muy importante, porque en estos países tienen mucha sequedad en los ojos, se enrojecen, y les molesta mucho el sol, lo que repercute mucho en su calidad de vida. En un viaje a Ghana conocí a un sacerdote que vivía en Benín y me habló de una aldea en el que todos sus habitantes estaban ciegos. Pude visitarla, e iban todos cogidos de la mano, es uno de los capítulos más impresionantes que he vivido. El motivo es que se bañaban en un lago donde habitaba la mosca que transmite la oncocercosis, conocida como “Ceguera de los ríos”.
-Con el aumento de la inmigración, usted ha hablado de una realidad, que es la importación de patologías oftalmológicas desde países del Tercer Mundo.
-Es una realidad, pero tampoco trascendental. Hay personas que vienen con enfermedades que son para nosotros un poco extrañas, por así decirlo. Ha aumentado el número de toxoplasmosis, desde África y América Latina. La enfermedad principal infecto-contagiosa es el paludismo, pero mientras no haya un mosquito que la pueda transmitir en España, no va a haber paludismo. Entonces, sí que ves patologías diferentes, pero no se puede decir que los inmigrantes traigan enfermedades.
-Ha publicado un libro de dos tomos que se titula “Lo Fundamental”.
-Es el libro que a mí me habría gustado tener cuando estudiaba la carrera y la especialidad. Hay muchos libros que son buenísimos, pero extraordinariamente amplios. A mí me fastidiaba mucho el tiempo que dedicabas a encontrar lo que querías. Ése fue mi objetivo, aglutinar lo fundamental. Me llevó año y medio escribirlo. El libro aporta una síntesis que bebe de muchas fuentes, de los libros importantes de la oftalmología. Y también incluyo aportaciones mías, agradeciendo a quienes me enseñaron, por ejemplo, a operar la primera catarata. Quiero que el libro sea un recurso de consulta para los oftalmólogos.