
Isla de Tabarca: la joya marina de Alicante
Por Juan Antonio Calabuig Ferre, presidente de la Asociación Valenciana de Periodistas y Escritores de Turismo
La isla de Tabarca es una visita imprescindible. Se trata de la única isla habitada que existe en la Comunitat Valenciana, y ofrece suficientes atractivos para justificar no sólo el desplazamiento y la visita de unas horas, sino también la estancia durante algunos días en alguno de sus pequeños hoteles y otros alojamientos turísticos.
La isla pertenece al término municipal de Alicante, desde cuyo puerto parten diariamente varios barcos rumbo a la isla, que asimismo es conocida con la denominación de Illa Plana. La isla, además, está muy bien comunicada con el puerto de Santa Pola, más cercano.
No se pueden embarcar vehículos particulares, pero no hace falta disponer de coche ni de moto, por las dimensiones de la propia isla (1.800 metros de longitud máxima, y una anchura que apenas supera los 400 metros). La ausencia de vehículos de motor es uno de los atractivos de esta isla que valora mucho el visitante cuando decide alojarse en el interior del recinto amurallado y puede disfrutar de la tranquilidad y del silencio.
Tabarca tiene una playa de fina arena junto al puerto y mucha costa acantilada, con diversos lugares para poder acceder a las limpias y cristalinas aguas del Mediterráneo.
Cabe destacar que todo ese entorno natural está protegido legalmente desde 1986 como Reserva, y comprende una superficie de 1.754 hectáreas. En los alrededores de Tabarca se hallan tres islotes (La Cantera, La Galera y La Nao) y varios escollos. Es muy elevado el interés geológico, medioambiental y paisajístico de este pequeño archipiélago, situado a unas tres millas del Cabo de Santa Pola, y a unas ocho millas del Puerto de Alicante. Los aficionados al submarinismo y a otros deportes náuticos tienen en Tabarca un auténtico paraíso.
En el recinto amurallado donde se encuentran las viviendas y las antiguas construcciones militares, no encontraremos grandes monumentos, pero sí mucha armonía arquitectónica, un equilibrio que no se ha alterado desde que, durante el siglo XVIII, se decidió ubicar una población estable en esta isla, muy utilizada hasta entonces por los piratas.
El edificio más destacado es el templo de San Pedro y San Pablo. Ese recinto estructurado en torno a tres plazas, y al que se accede por tres puertas, está protegido desde 1964 como Conjunto Histórico Artístico.
En el otro extremo de Tabarca se halla la Torre de San José. Junto al puerto y la playa se sitúan los restaurantes y chiringuitos que conforman la buena oferta gastronómica, basada sobre todo en el caldero, arroces marinos y pescados y mariscos de gran calidad.
La reserva marina de Tabarca está gestionada por el Ministerio de Agricultura del Gobierno de España, y por la Generalitat Valenciana (Conselleria de Agricultura y Pesca), según se trate de las denominadas aguas exteriores o interiores. Es necesario solicitar autorización previa de estas administraciones públicas, tanto para amarrar embarcaciones en las boyas existentes alrededor de la isla, como para practicar el buceo. En cada una de las zonas de la reserva marina se autorizan el número exacto de barcos que pueden amarrar en las diferentes boyas y el número de inmersiones que se pueden realizar, así como los horarios en las distintas temporadas.
La pesca profesional está limitada a los barcos de la Cofradía de Pescadores de Tabarca. Por todo ello se recomienda al visitante contactar con el Centro de Información e Interpretación de la Isla de Tabarca, que depende del Ayuntamiento de Alicante. Los aficionados al submarinismo pueden disfrutar muchísimo de su deporte favorito gracias a la transparencia y limpieza de las aguas y a la riqueza y variedad de los fondos marinos, que no superan los 40 metros de profundidad en la zona comprendida entre la isla y el Cabo de Santa Pola en los que destacan las laderas de posidonia, perfectamente conservadas.
Fotografías cedidas por el Ayuntamiento de Alicante