Dr. Rafael Badenes: “Un paciente valenciano tiene 2.5 veces más de posibilidades de ser trasplantado que otro paciente de la UE”

Coordinador de trasplantes de la Comunitat Valenciana y jefe de servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor en el Hospital Clínico Universitario de Valencia

El doctor Rafael Badenes Quiles nació en Valencia en 1977. Desde siempre tuvo muy claro que quería seguir los pasos de su padre, también médico. La vocación de servicio público que sentía desde pequeño se terminó asentando cuando comenzó a estudiar la carrera (promoción 1995-2001 de la UV) y se enamoró perdidamente de la Medicina. Con el paso de los años y la adquisición de experiencia y conocimientos, ha sumado diversos cargos de responsabilidad por su labor asistencial, docente y de investigación. Es jefe de servicio de Anestesiología, Reanimación y Terapéutica del Dolor en el Hospital Clínico Universitario de Valencia, y Coordinador de Trasplantes de la Comunitat Valenciana, además de profesor titular en la UV. ¿Y cómo llega a todo? Con mucha organización, rodeándose de los mejores, y delegando.

 

-Al terminar la carrera, eligió la especialidad de Anestesiología.

Contaba con un sesgo muy importante, y es que conocía muy bien la especialidad en sus tres ramas: quirúrgica, cuidados críticos y tratamiento del dolor (y ahora, también, anestesia fuera de quirófano). Radiología y neurocirugía me llamaban también mucho la atención. Pero lo que más me llamaba de Anestesiología era que es una especialidad tremendamente amplia. Te permite, además, salvar vidas directamente, una respuesta muy rápida a la acción terapéutica que establecemos. Y ha tenido (y tiene) un crecimiento exponencial. Es una especialidad versátil, variada, y de repercusión directa sobre los pacientes. Somos los especialistas que aglutinan mayor número de profesionales en todos los hospitales, y es una de las 3 especialidades más solicitadas por los MIR con mejores puntuaciones.

-Ocupa la jefatura de servicio del Hospital Clínico desde 2022.

Saqué la plaza por oposición con 45 años. Puede ser una edad joven, pero me he preparado para ello. Siempre he creído que la labor asistencial y clínica no puede estar desligada de la docencia y la investigación. La docencia es fundamental para transmitir nuestra pasión y compromiso a los médicos jóvenes. Y la investigación es el motor del cambio que nos ha permitido que la supervivencia sea mucho mayor. Desde joven estaba obsesionado con la neurociencia y en cómo los fármacos hacían efecto sobre el cerebro. He tenido la suerte de hacer rotatorios en EE.UU., Alemania, Inglaterra, Bélgica… y adquirir conocimientos de grandes profesionales.   Gracias a esas experiencias un grupo de compañeros de todo el mundo y de edades similares empezamos a trabajar en el campo de la neuroanestesiología/neurocríticos.  Ese trabajo fue en paralelo a una producción científica muy elevada dentro del grupo. Cuando te relacionas con gente muy brillante, te hacen parecer mejor de lo que uno puede ser. Esta forma de trabajar me ha permitido tener un currículo muy extenso a pesar de la juventud.

 

-Es coordinador autonómico de trasplantes. Las cifras de 2023 establecieron un récord histórico con 289 donantes y 609 trasplantes. El primer semestre de 2024 indica que van a seguir aumentando.

En el mundo de los trasplantes, España gana la Champions año tras año. Somos el país líder en donaciones desde hace 28 años. Tenemos un modelo de éxito que está muy arraigado. Hay que destacar el altruismo y solidaridad de la sociedad española. Casi el 90% de las familias deciden donar órganos, y eso en los momentos más duros de sus vidas. Eso no pasa en ningún otro país del mundo. Gran parte del mérito lo tiene la Organización Nacional de Trasplantes como organización vertebradora, y que consiguió que durante años el mensaje haya ido calando entre la sociedad. También juega un papel fundamental la figura del coordinador de trasplante de cada hospital. Luego están los coordinadores sectoriales, y finalmente el autonómico. Además, tenemos unos equipos fabulosamente preparados a nivel quirúrgico y post-quirúrgico. Nuestro motor son los pacientes que tenemos en lista de espera. A nivel mundial, los trasplantes sólo cubren el 10% de las necesidades de los pacientes de la lista de espera. En la Comunidad Valenciana, el 94%-95% de pacientes reciben el trasplante que necesitan mientras están en esa lista de espera. Son cifras demoledoras. Si nos comparamos con la media europea, un paciente valenciano tiene 2,5 veces más de posibilidades de ser trasplantado que otro paciente de la UE.

Las cifras están siendo buenísimas y en 2024 van a seguir mejorando. No sé si existe más margen de mejora. La implicación del personal es enorme. Todos los trasplantes los realizamos en horario de tarde y noche. En una donación multiorgánica y posteriores trasplantes pueden estar movilizadas 200 personas en la misma noche. Tenemos la implicación y el entusiasmo, pero me preocupa el agotamiento de los profesionales implicados, porque este tipo de intervenciones, como es evidente, no son programables. De un hecho funesto como es el fallecimiento de un ser humano, generamos vida en diferentes personas que no conocen a su donante.

 

-¿Cómo se aprende a enfrentar el momento de hablar con una familia?

Nos aproximamos a la familia. Primero le informamos con todo el tacto posible de que el paciente ha fallecido, y luego, si el paciente cumple criterios, en esa misma entrevista les planteamos la posibilidad de que los órganos pueden servir para salvar la vida a otras personas. Es un acto humano, ético, médico y legal. Para mí el acto médico de mayor grandeza, de los más difíciles y de los que menos se enseña.  Es un momento muy duro para las familias. Hemos empezado a enseñarlo en la Facultad, pero tenemos que insistir. A los residentes y compañeros les damos unos seminarios específicos. Nosotros, lamentablemente, lo hemos aprendido con la propia experiencia, pero esto no debe ser así. Ahora estamos profesionalizando esta aproximación a las familias.

 

-Ser testigo de primera mano de la generosidad de las personas, ¿es un privilegio?

Me considero un gran privilegiado, sí. Me apasiona lo que hago, y trato de transmitirlo. Aquí todos los días intentamos salvar vidas, y cuando no lo podemos conseguir, podemos generar vida. Todos los días vemos que el ser humano es capaz de lo mejor y de lo peor. Pero en mi trabajo, en la gran mayoría de las ocasiones, sólo veo la mejor cara de las personas.