Las mujeres ocupan solo el 20% de los puestos de dirección, aunque son más del 50% de la plantilla médica, según un informe de la OMC
El Grupo de Género y Profesión de la Organización Médica Colegial (OMC) en el que participa la presidenta del ICOMV, la Dra. Mercedes Hurtado, ha presentado el informe ‘Diagnóstico de género de la profesión’, un documento que refleja en datos la situación y las diferencias que se producen entre hombres y mujeres. El informe se presentó en rueda de prensa por los doctores Serafín Romero, presidente de la OMC; Tomás Cobo, vicepresidente 1º de la OMC; José María Rodríguez Vicente, secretario general de la OMC; Mercedes Hurtado, presidenta del Colegio de Médicos de Valencia; y Carmen Sebastianes, vicepresidenta del Colegio de Médicos de Cádiz.
Entre los datos más destacados:
- En Medicina, la brecha salarial entre hombres y mujeres supera el 27%.
- Las mujeres son el 40% del personal docente e investigador universitario en las áreas de conocimiento de Salud, pero en determinadas especialidades no llegan al 10%.
- Existe un 2,1% de paro en la profesión y de ese porcentaje el 63,3% son mujeres. El índice de médicas desempleadas menores de 40 años es del 49,7%, mayor que el de los hombres (42,9%).
- Las mujeres en situación de excedencia, la mayoría tiene menos de 40 años (70,6%), mientras que esto solo ocurre en el 20% de los hombres.
- Por especialidades, Pediatría es la que cuenta con más mujeres (66,2%), mientras que Cirugía Cardiovascular es la que menos (19,6%).
- Desde 2011 a 2017 se han colegiado cinco veces más mujeres que hombres (4.999 hombres y 25.212 mujeres). En ningún colegio de provincial el número de colegiadas es menor del 41%.
- El 88,5% de quienes ocupan la presidencia y el 76,3% de quienes ostentan las vicepresidencias son hombres.
- Hay un 36% menos de mujeres que de hombres en las juntas directivas de los colegios
- En los órganos de gobierno del CGCOM, la representación femenina es del 16%.
Durante su intervención, la Dra. Mercedes Hurtado puso de manifiesto que “hay una feminización de la profesión médica, las mujeres llevamos en la Medicina más de 30 años y ya es hora de que se nos vea en puesto de responsabilidad”. Criticó la existencia de un ‘techo de cristal’ y la feminización de la precariedad, “como lo demuestra que haya mujeres en la sanidad pública que no tienen plaza en propiedad y que son eternas interinas, además de la ausencia de modelos de referencia especialmente en algunas especialidades”. Asimismo, se mostró partidaria de “romper los estereotipos” y de luchar por unas políticas conciliación familiar y argumentó que “los grupos heterogéneos trabajan mejor”.
La Dra. Hurtado comentó que el decálogo para la igualdad entre hombres y mujeres en la profesión médica, elaborado por el Grupo de Género y Profesión, pretende ser el primer paso hacia la construcción de una profesión médica cuya organización elimine cualquier condicionante que impida una presencia equitativa de mujeres en todos los ámbitos. “El objetivo es empoderar a las mujeres, darles voz y hacer partícipe a la sociedad y a los políticos”, destacó.
En este punto, detalló que el Colegio de Médicos de Valencia (ICOMV) explicó a la consellera de Igualdad de la Comunidad Valenciana, Mónica Oltra, esta nueva iniciativa que surge con el objetivo claro de impulsar el pleno desarrollo de las mujeres médicas.
Acceso a la profesión médica
La evolución de los datos en los últimos años señala un avance rotundo en el cambio de proporción de hombres y mujeres en la colegiación: desde 2011 a 2017 se han colegiado cinco veces más mujeres que hombres (4.999 hombres y 25.212 mujeres). Con ello ha desaparecido una brecha de género que en 1990 era de más de 39 puntos y en 2011 aún de 7,3 puntos. Aunque las mujeres son mayoría en los estudios universitarios y están optando a los estudios de Medicina, representando más del 60% del alumnado que termina sus estudios, su acceso a la docencia es limitado y aún lo es más a los puestos de mayor responsabilidad.
Dado que las mujeres llevan más de 30 años siendo un porcentaje importante en los estudios de Medicina, el tiempo pasado desde su acceso a la Universidad no explica que ocupen menos del 7% de las cátedras o menos del 16% del profesorado titular. Las mujeres son el 40% del personal docente e investigador universitario en las áreas de conocimiento de Salud, pero en determinadas especialidades no llegan al 10%.
Acceso al empleo y profesionales sin ejercicio
El acceso al primer empleo en el ámbito de la Medicina es muy alto en comparación con otras profesiones y también el desempleo en general tiene mejores datos. No obstante, el análisis de género destaca que ocurre lo mismo que en el resto de la sociedad: a las mujeres que buscan su primer empleo les cuesta más encontrarlo y que también son mujeres la mayor parte de las personas desempleadas. La profesión refleja otros sesgos de géneros habituales como el que haya más mujeres entre las personas en excedencia o consideradas “inactivas”, que se manifiesta en especial cuando los datos se refieren a personas reproductivas.
En la profesión médica existe un 2,1% de paro y de ese porcentaje el 63,3% son mujeres. Y el índice de concentración de mujeres desempleadas menores de 40 años (49,7%) es mayor que el de los hombres (42,9%). Las mujeres en situación de excedencia, la mayoría tiene menos de 40 años (70,6%), mientras que esto solo ocurre en el 20% de los hombres. Por el contrario, el de los hombres en excedencia o baja temporal tienen más de 60 años, algo que solo pasa con el 5,9% de las mujeres en la misma situación.
Profesionales en ejercicio
La tendencia en 2017 es hacia una mayor igualdad en la proporción general de hombres y mujeres y se confirma en 2018, con los datos generales de colegiación proporcionados por el INE (127.464 mujeres y 126.231 hombres).
Sin embargo, persisten las desigualdades cuando el análisis se realiza por especialidades. En particular, los peores indicadores de género los tienen las especialidades de Medicina de Familia y Comunitaria (por una mayor presencia de mujeres) y el conjunto de las cirugías y Cardiología (mayor presencia de hombres).
La mujer supone más del 50% de la plantilla médica, pero solo el 20% está en puestos de dirección. Además, hay menos mujeres que hombres con plaza en propiedad y éstas encadenan mayor número de contratos al año tanto en el sistema público como en el privado.
En Medicina de Familia se agrupan más de 3 de cada 10 médicas colegiadas (31,4%), mientras que no llegan a 2 de cada 10 los médicos colegiados (19,5%). Si se suman las cifras de Medicina de Familia con las de Pediatría, estas especialidades concentran al 40,6% de las mujeres por el 25,7% de los hombres.
Las especialidades más alejadas de la paridad son Cirugía Ortopédica y Traumatología, Cirugía General y del Aparato Digestivo y Cardiología, donde hay el doble de hombres que de mujeres.
Modelo retributivo
Respecto a los modelos retributivos la evidencia es que su resultado provoca una brecha de género de más de un 27% entre los salarios de hombres y mujeres que, además, mantiene una tendencia a aumentar. Se demuestra que hay diferencias salariales importantes entre comunidades autónomas y que en los modelos retributivos público y privado hay una serie de complementos que se consideran arbitrarios.
Cuando en las jerarquías laborales hay una mayoría de hombres, afectan a los sistemas de cooptación que suelen priorizar también a hombres. En la medida en que los puestos están masculinizados el complemento correspondiente lo reciben más los hombres que las mujeres.
Si la mayoría de especialidades que son susceptibles de cobrar complementos especiales y específicos están ocupadas por hombres, se produce una discriminación indirecta porque pone en desventaja a las mujeres. El embarazo conlleva que las mujeres dejan de hacer guardias y esto supone dejar de cobrar complementos, convirtiéndose en una pérdida retributiva por condición de género.
Espacios de representación
La mitad de las personas colegiadas son mujeres, aunque hay comunidades autónomas donde su porcentaje es inferior (Baleares, Andalucía, Ceuta y Melilla) y otras donde es mayor (Madrid, Navarra y País Vasco). A excepción de Ceuta y Melilla, en ningún colegio de provincial hay menos de un 41% de mujeres.
Esta proporción de mujeres médicas no se replica en la composición de órganos directivos de los colegios provinciales. Sería deseable que la distribución de los cargos entre hombres y mujeres estuviera en la horquilla del 40-60%, pero son hombres el 88,5% de quienes ocupan la presidencia y el 76,3% de quienes ostentan las vicepresidencias. Solo la vicesecretaría y en algunas vocalías, los cargos con menor capacidad de decisión, las mujeres tienen una representación superior al 40%.
La brecha de género de las juntas directivas de los colegios provinciales dice que hay un 36% menos de mujeres que de hombres. En todos los colegios con un número superior a 5.000 personas colegiadas las mujeres están infrarrepresentadas en las juntas directivas y, en conjunto, solo los Colegios de Burgos, Girona, Córdoba, Toledo y Granada se dan indicadores positivos de género.
En los órganos de Gobierno del CGCOM la representación femenina alcanza el 16%. La Dra. Mª Rosa Arroyo Castillo fue elegida nueva vicesecretaria general el pasado mes. De esta forma, se convirtió en la primera mujer en formar parte de la Comisión Permanente del CGCOM, integrada por seis miembros.
Decálogo para la igualdad entre hombres y mujeres en la profesión médica
El Grupo de Género y Profesión, además de este informe, también ha elaborado un decálogo para la igualdad entre hombres y mujeres en la profesión médica que pretende ser el primer paso hacia la construcción de una profesión médica cuya organización elimine cualquier condicionante que impida una presencia equitativa de mujeres en todos los ámbitos.
El decálogo busca promover un cambio cultural entre los profesionales médicos en aras a la igualdad entre hombres y mujeres, realizar campañas de corresponsabilidad y sensibilización entre hombres y mujeres y solicitar a las diferentes Administraciones Sanitarias la elaboración de Planes Directores para la igualdad y su inclusión en los correspondientes planes estratégicos, así como la necesidad de confeccionar planes específicos para su despliegue.
Además, trata de requerir a las administraciones públicas que potencien los planes de conciliación, estableciendo criterios claros y objetivos que eviten interpretaciones subjetivas a la hora de aplicar los cambios organizativos necesarios, para seguir avanzando en la conciliación de la vida personal, familiar y laboral de todo el personal médico.