El doctor Marciano Gómez nació en Cuenca en 1959, y se mudó a Valencia a la edad de 15 años junto a su hermana mayor. Estudió Medicina en la Universitat de València, en la promoción 1976-1982, por vocación y, también, por tradición familiar, para seguir el camino de su padre, que fue médico rural y cardiólogo, y que le transmitió su vocación de servicio, y la satisfacción de poder curar a las personas.

-¿Por qué eligió la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria?

Tenía claro que quería fomentar la relación médico-paciente, el lado humano de la sanidad, tratar al paciente y a su familia. Los destinos de la vida quisieron que sólo estuviera 50 días, en el Centro de Salud del Puerto de Sagunto, sustituyendo al insigne Dr. José Mª Siles. A principios de febrero de 1989 ya entré en La Fe, en Urgencias, y en abril de ese año pusimos en marcha la Unidad Médica de Corta Estancia.

 

-En julio de 2023 toma el mando como conseller, pero hace 20 años ya había formado parte del segundo escalón de la Conselleria. ¿Cómo se encuentra el departamento al llegar?

Nos hemos encontrado una Conselleria mucho más grande, con más problemas de organización, déficit de contratación, y algunos problemas generales de la sanidad pública española como es la Atención Primaria, el tema de la salud mental y el problema nuclear, que es la falta de personal.

 

-Recogió el testigo de un compañero, también médico, el Dr. Miguel Mínguez.

Me parece imprescindible que este despacho lo ocupe un profesional sanitario, alguien que haya trabajado dentro del sistema. Es muy difícil gobernar algo que no conoces. Somos un colectivo, una profesión, claramente vocacional, donde hay que dar atención 24 horas y 365 días… Tenemos una serie de matices que el que ocupe este despacho tiene que entenderlo. Al haber estado, sigue siendo difícil, pero al menos entiendes las demandas de los compañeros. Esto no es un tema político, es claramente un tema técnico y de gestión, hay que ir a la eficacia, y eso sólo lo conoces si lo has vivido.

 

-Creación de la DG de Atención Primaria, en manos de la pediatra Eva Suárez.

La Atención Primaria se ha ido devaluando desde la crisis, y con la pandemia… Hemos creado una Dirección General con presupuesto y gestión propia, de tal manera que los profesionales se ven reforzados y reflejados en una compañera, que es la Dra. Suárez, que es sensible a sus peticiones. Es una gran conocedora de la sanidad pública valenciana. Vamos a jerarquizar la AP, no entiendo que no haya jefes de servicio por oposición de AP. Con esto conseguiremos el prestigio de los jefes de servicio y de sección, el reconocimiento de sus propios compañeros, y la equiparación con los jefes de servicio de otras especialidades. También queremos fomentar extraordinariamente la Medicina Familiar en las universidades. Estamos en contacto con los rectores para fomentar, no sólo la docencia, sino la investigación y la atracción para los propios estudiantes. Para ello tenemos que desburocratizar, en la medida de lo posible, la AP, buscando medidas organizativas, y que todo el personal del centro de salud actúe sobre el paciente. Porque en AP todos acaban en el médico, y hay cosas que pueden resolver personal administrativo, o de Enfermería. Todos los profesionales demandan su parcela y quieren actuar, porque tenemos grandísimos trabajadores. Queremos darles el protagonismo que merecen.

-La falta de personal, problema nuclear ha dicho antes, ¿tiene solución?

La solución que tiene es que el Ministerio ejerza de Ministerio. No pueden ponerse de perfil, porque es su competencia. El problema de la formación sanitaria especializada lo tiene el Ministerio, igual que el de la tarjeta sanitaria única, etc. Deben ponerse las pilas y crear más plazas de MIR, PIR, BIR y EIR. Desde el minuto 1 lo estoy reclamando. Queremos que creen más plazas. Se lo he dicho al ministro saliente recientemente, y le he pedido a la nueva ministra un Consejo Interterritorial para hablar de esto, de la salud mental y de la AP. En la Comunidad Valenciana hay 1.600 plazas de personal sanitario presupuestadas que no se puede contratar, y de esas 580 son médicos. No hay personal.

 

-¿Está el sistema sanitario actual preparado para afrontar el incremento de la incidencia de problemas relacionados con la salud mental?

Lo primero que hace falta es tomar conciencia. Somos de los primeros en trastornos psiquiátricos, de adicciones infanto-juvenil, la obsesión por internet, los ancianos… Primero hay que diagnosticar, y luego voluntad política para afrontarlo más allá de los anuncios. Vamos a presentar el Plan de Salud Mental, y hemos empezado a plantear ya asuntos como el de los psicólogos en los centros. En el presupuesto de 2024 hemos aumentado en 20 millones de euros las partidas para salud mental, porque tenemos la firme voluntad de arreglar el problema.

 

-¿Ve posible que alguna vez se pueda alcanzar un gran pacto de Estado (o autonómico) por la Sanidad, dejando de lado las ideologías?

Hay que ser valiente, tratar de innovar y buscar fórmulas de futuro avaladas por expertos en gestión sanitaria, y no podemos seguir haciendo más de lo mismo cuando hay un claro deterioro del sistema, porque seríamos cómplices. Confío en poder ver que se pueda alcanzar algún pacto de Sanidad. Yo tiendo la mano a todos para colaborar y sacar esto hacia adelante. Dije que la sanidad valenciana estaba enferma y que buscaba la colaboración de todos, y sigo abierto al diálogo. Quien no habla conmigo es porque no me pide cita. Sacar adelante la sanidad pública valenciana es un deber de todos, para beneficio de todos.

 

-¿Qué legado le gustaría dejar cuando acabe su etapa como conseller de Sanidad?

Soy un humilde servidor público en el ocaso de mi vida laboral, que está en esto por compromiso con la sociedad. El recuerdo que quiero dejar es la mejora de los indicadores de salud. No quiero ni que se acuerden de mi nombre, sino de la labor que hagamos. Quiero ser el conseller de los compañeros. Y me gustaría que alguien recordase que el equipo que formamos aumentó los niveles de salud, que redujimos las listas de espera, que buscamos fórmulas imaginativas, que se cubrieron las plazas de difícil cobertura… No busco el recuerdo a la persona, sino a la labor. Desde muy pequeño me enseñaron lo que es el servicio público. Lo importante es lo que podemos aportar o beneficiar a la sociedad.